En la filosofía de reencontrarnos con los sistemas tradicionales, no hay mejor manera que conectar y aprender sobre el terreno, terreno que es necesario recorrer y para esto nos sumergimos en los más recónditos y bellos lugares de nuestra España en busca de esas materias primas nobles como en el parque de alcornocales, en Málaga, Sierra de Grazalema en Cádiz, Picos de Aroche y Doñana en Huelva, Sierra norte en Sevilla, Hornachuelos en Córdoba.

Es un gran regalo el poder descubrir esos preciosos materiales en su medio y sobre todo la fortuna de hacerlo de la mano de esas personas que generación tras generación se aferran a la vida en el entorno de estos paraísos mediante la gestión lógica, tradicional y racional de los recursos.

Estas experiencias y el constante contacto con esos nobles profesionales es el ADN de Pegasus, ellos le han dado el conocimiento y la humildad a la filosofía de la empresa.

Es de bien nacido ser agradecido. Esas tardes de Marisma junto a un mayoral, los amaneceres en los arrozales junto a Ezequiel el guarda mayor, sobremesas en las ventas de toda España con ellos enseñándome, guiándome. Ayudándome, disfrutando ellos conmigo y yo con ellos, contándome los secretos y saberes de sus abuelos, te hacen sentirte la persona más afortunada del mundo. Pero no sólo te cuentan y te enseñan estos saberes maravillosos, también te cuentan sus preocupaciones, sus problemas. Fue en un momento de esos donde, sin dudarlo un instante, renuncié a la industrial Pegasus y decidí que la compañía moría allí mismo.

Cuando un rudo tipo serrano con las manos encallecidas, cigarro en la boca, con lágrimas en los ojos te cuenta cómo ve que él será la última generación de cinco porque ve que no hay futuro en el monte y en el campo, sentí que Pegasus tenía que ser otra cosa, un sistema constructivo con la genialidad de esos tipos pero un simple vehículo al fin y al cabo, para dinamizar la economía de estas comunidades.

Pegasus no es un sistema es una filosofía, un equilibrio justo entre aportar la máxima calidad en estado puro a nuestro cliente y hacer que esa economía generada llegue allí.

El saber baja en forma de materias primas y experiencias de la sierra para mejorar la calidad de vida del valle y el valle lo agradece retornando la puesta en valor, sin intermediarios, para que el círculo se complete y complemente.